Hay rincones que hablan por sí mismos, como esta pared. En ella se puede ver una puerta tapiada, que en otro tiempo era una salida de vehículos, donde se nos pide tener precaución.
El tiempo pasa, los usos del espacio se adaptan, y probablemente pasó esta puerta tanto tiempo tapiada que delante de ella tuvo tiempo de crecer un árbol. Un tronco de unos 40 cm de diámetro, grueso y adulto, talado cerca de la base, es la huella que queda hoy de lo que fue un ser vivo desarrollado durante años de vida; de tiempo. La tala de este debe ser posterior a la eliminación de la salida de vehículos, no hay duda. Ningún coche podría conducir sobre el tocón de madera que sobresale. Por la envergadura de la madera, aquella salida de vehículos debió dejar de estar operativa al menos 50 años atrás. Casi puedo imaginar este espacio medio siglo más joven.
Lo que no comprendo tan fácilmente es el porqué de cortar un árbol que no obstruía la salida (ahora inexistente). Está demasiado cerca del muro, este parece barato, y sus raíces podrían tumbarlo con un esfuerzo sostenido durante décadas. Posiblemente ocurrió esto, los gerentes de la escuela a la que pertenece la pared en cuestión querrían prevenirse.
Esta pared que me habla, que muestra las capas de su vida como algo pictórico, desde el boceto aguado hasta el impasto más fresco, salvando espacios en los que deja visibles las múltiples realidades de un muro vivo y cambiante. Adulto; longevo como el árbol y la puerta, incluso más. Más atrás… Recorro hacia atrás el tiempo desnudando con los ojos las capas de tiempo que se acumulan accidentalmente en las paredes habitadas.
¿Cuál es mi trabajo aquí, como artista mural? Añadir una capa más que no cubra completamente la historia que encierra esta construcción y señalar este lugar como un espacio hablante. Sumo a este collage de épocas superpuestas la pátina del paseante, que durante un descanso se detuvo frente al muro, y construirse el colegio, salir los vehículos, tapiarse la puerta, crecer y morir el árbol. Vivió la regresión contada en este rincón del parque.
Más trabajos analizando el espacio público valenciano en mis publicaciones: Obsoletos y ¿Quién tiene la llave?