El Cabanyal (Valencia) es uno de esos lugares que clasifico como heridos. Pasear por sus calles es ser testigo del expolio que lo habita. Casi me siento como en una ciudad saqueada, un espacio en la urbanidad tomado a la fuerza por distintos bandos, simultáneamente. Existe la cuestión okupa, familias o individuos que a falta de un techo, encontraron en las viviendas vacías un hogar. Apropiándose de lo que legalmente no les pertenece. Propietarios sin llaves, okupando con la autoridad de quién busca un lugar en Valencia, la «Miami Beach» que guarda apenas la periferia para aquellos que no dispongan del dinero que cuesta vivir en el decorado turístico. De un tiempo a esta parte, con la rehabilitación de edificios y casas antiguas que sufre este barrio, el estado ha encontrado el momento para expulsar a sus antiguos moradores para el vaciamiento y puesta en venta de las viviendas. Apropiándose de nuevo, tomando por la fuerza, como un okupa institucional.
Trato de no meterme en juicios de bandos si observo que ambos entran a conquistar un espacio. Pero sería ingenuo no ver que es el bando institucional al que le pertenece el monopolio de la violencia y el expolio de forma legalmente justificada. Aunque no los mueva la necesidad de un hogar, sino especulaciones y estadísticas de ventas.
Esta intervención que he llamado ¿Quién tiene la llave? resalta el paisaje que existe en el Cabanyal, marcado por el contraste entre viviendas rehabilitadas, realmente acogedoras y calles prácticamente enteras pobladas de casas tapiadas, que significan personas expulsadas que con suerte encontraran un techo en otro lugar, o no. Además de la lucha vecinal que se percibe en sus calles en contra de la gentrificación.
Si se cierran unas puertas, es porque existe una llave, tal vez colgada a la entrada de otros hogares, más aparentes, más cerca del modelo de barrio que se quiere conseguir expulsando a su antigua población.¿Quién tiene la llave? refleja la conversación que propone este pedazo de espacio público, entre una causa y sus consecuencias, un motivo para preguntarse si todo fin justifica sus medios.
Si te ha interesado esta intervención fruto de la observación y diálogo con el espacio público puedes encontrar más en mi publicación sobre Las capas del Tiempo que se acumulan dejando rastro en paredes y calles.